No es una novela sobre la guerra civil. Es una novela sobre la posguerra y la lenta reconstrucción social tras la tragedia. El borrón y cuenta nueva de unos, que quizá fuera admirable si no conllevara mucho tragar mierda y renegar de los que antes eran los nuestros y no quieren cambiar, y el resentimiento de esos mismos que se quedan atrás en un mundo que alcanza la cima del materialismo con el pelotazo y el boom inmobiliario, temas muy de Chirbes en posteriores novelas.
En la novela: hijos que se apuntan al pragmatismo y el enriquecimiento fácil, y que tire la primera piedra quien no lo hace, madres que se vuelven pequeñas y oscuras y enjutas. Personalmente, la repetida sorpresa de algunos por un personaje femenino tan realista me resulta excesiva. Hay varios personajes femeninos, y todos ellos me parecen esbozados, un poco estereotípicos. Veo muchos sentimientos mezquinos en la protagonista, de una humildad y sumisión que acaban cargando. A mí, sí, a esta lectora. El título se refiere a lo bien que escribe otro personaje femenino, una mujer libre, creativa, inteligente y ambiciosa que la narradora, tras un deslumbramiento inicial, descubre egoísta. Sí, es la que hace borrón y cuenta nueva y rápidamente escala en la pequeña sociedad del pueblo. Deja atrás a la narradora. La buena letra no corresponde a una buena persona. Buena letra, mal corazón. Una idea demasiado simple.
Para mí lo mejor de Chirbes es su prosa rica y compleja y envolvente, pero esta novela precisamente, supongo que por ser primeriza, no tiene aún ese estilo suyo característico. El punto de vista de la narradora casi analfabeta conlleva una prosa muy sencilla. Claro que que la novela tiene ritmo y gracia y te lleva en volandas y no puedes dejar de leerla: son relaciones humanas, pasiones, bien contadas. Pero, la verdad, esperaba una obra maestra y no la veo.
